Teorías conductistas del aprendizaje. Cuáles son y cómo surgen

Las teorías conductistas surgieron como crítica al periodo anterior y con la firme convicción de estudiar hechos observables por un método más científico. Por eso se centraron en conductas que sí eran observables y medibles. Fue la época “dorada” de la experimentación en psicología. Pese a ser desarrolladas hace mucho tiempo, las teorías conductistas continúan en auge. A día de hoy se utilizan por ejemplo en ámbitos como el educativo con el refuerzo positivo o el castigo. 

Este tipo de teorías, se basan en el concepto central del “modelado” y en que la estructura esencial del desarrollo evolutivo estaba formada por los hábitos que se adquirían debido a las reacciones ante una determinada conducta. Se puede educar o moldear a los seres humanos en función de una serie de refuerzos o castigos por ejemplo. Los principales opositores precisamente criticaban esto. El hecho de que el ambiente y el contexto sí que es importante pero no es lo único que determina la evolución o la conducta. Existen otros factores como los biológicos o los socioculturales que también influyen. 

1. El conductismo de Watson

Las teorías conductistas comenzaron con la obra de John B. Watson, un psicólogo estadounidense. 

Para Watson, la psicología debía estar interesada más que en los procesos internos de la mente, en nuestra propia conducta, ya que de este modo, podía ser estudiada científicamente, como los experimentos realizados con animales, una postura que chocó con los teóricos del momento.

Según Fontanella (1975) 

“La mayoría de los psicólogos de la época creían estar estudiando procesos mentales en un mundo mental de conciencia y, naturalmente, no estaban inclinados a estar de acuerdo con Watson. Los primeros conductistas perdieron mucho tiempo y confundieron un punto de importancia central cuando atacaron el estudio introspectivo de la vida mental.“

El conductismo era una escuela de pensamiento en psicología que argumenta que nuestras conclusiones sobre el desarrollo humano deben basarse en la observación de comportamientos externos y no en suposiciones sobre motivaciones inconscientes. En otras palabras, se centró en lo que se puede observar y medir objetivamente.

En resumen, John B. Watson sostenía que el ambiente y la crianza eran los principales factores en la formación de la personalidad y el comportamiento de un individuo, y que el desarrollo se basaba en la formación de hábitos a través de la asociación de estímulos y respuestas observables, en lugar de depender de etapas predeterminadas por la biología. Su enfoque se centraba en el conductismo y la observación objetiva del comportamiento.

Experimento pavlov perro

Para Watson, los hábitos son patrones de comportamiento que se desarrollan a lo largo del tiempo a través de la experiencia y el aprendizaje. Su trabajo se basaba en el condicionamiento clásico, un tipo de aprendizaje que establecía una serie de respuestas automáticas o conductas involuntarias, que se daban ante la conexión entre un estímulo y un reflejo. La teoría del condicionamiento clásico hablaba sobre cómo un estímulo neutro puede provocar una respuesta a base de repetir dicho estímulo y producir una conexión con dicha respuesta. En esta premisa, el sujeto es pasivo. Si cada vez que una campana suena, un perro recibe comida, es probable que llegue un momento en el que el perro sólo con oír la campaña, salive de manera automática. Por si te interesa profundizar en el tema, esta forma de aprendizaje ha sido tratada en películas como «La naranja mecánica».

Watson creía que el desarrollo humano no se dividía en etapas distintas determinadas por la maduración biológica, como sugerían otras teorías. En su lugar, veía el desarrollo como un proceso continuo de cambio en el comportamiento, que era influenciado y moldeado por los ambientes específicos en los que se encontraba el individuo (experimento de Pavlov).

2. El conductismo de Skinner

Sin embargo, a día de hoy, se relaciona al conductismo con el nombre de Skinner y no Watson. Skinner fue un teórico que destacó por comprobar las teorías de Watson en el laboratorio, pero que a diferencia de éste, rechazó la importancia exclusiva de los reflejos y el condicionamiento. Para Skinner, los seres humanos son susceptibles de influenciarse por el ambiente, pero también capaces de modificarlo para producir consecuencias concretas. 

En línea con este pensamiento, Skinner llevó a cabo la teoría del “condicionamiento operante”, o lo que es lo mismo: la forma en la que nos comportamos está relacionada con las consecuencias de haber llevado a cabo esa conducta en el pasado. A diferencia de los psicoanalistas, tanto para Skinner como para Watson, negaban que los procesos internos de la mente tuvieran un papel clave en la determinación de la conducta. En su lugar, se destacaba el papel de la experiencia y de cómo una determinada conducta se podría ver reforzada por sus consecuencias. Explicado de otra manera,

“a través del proceso de condicionamiento operante, el comportamiento que tiene esta clase de consecuencia llega a tener mayor probabilidad de ocurrencia. Se dice que el comportamiento se fortalece por sus consecuencias, y por esa razón a las mismas consecuencias se las llama «reforzadores»”.

(Fontanella,1975). 

Se llama condicionamiento operante y que cualquier conducta que se realice de forma voluntaria tiene probabilidad de aumentar o disminuirse según las consecuencias que se producen cuando se desarrolla. A la conducta le puede seguir un refuerzo o un castigo. El refuerzo es la consecuencia de la conducta que provoca que se vuelva a repetir y el castigo, el que disminuye las posibilidades de que vuelva a suceder. 

3. El conductismo social de Bandura

Albert Bandura fue un destacado psicólogo canadiense-estadounidense que desarrolló dos teorías importantes en el campo de la teoría del aprendizaje y del desarrollo humano. La teoría del aprendizaje social o “Teoría del aprendizaje social-cognitivo” y la “Teoría de la observación”. 

Bandura y la teoría del aprendizaje social

Aunque Bandura coincidía con Skinner en que el condicionamiento operante era relevante para entender la conducta humana, se oponía a considerarlo el único método. Para este autor, los seres humanos no sólo aprendemos debido a factores externos como los estímulos y los refuerzos. Si no que, a diferencia de los animales, podríamos reflexionar sobre la relación de nuestras conductas y consecuencias. 

Es por ello que desarrolló la Teoría del aprendizaje social: una perspectiva que con el paso del tiempo, ha ido otorgando más importancia al papel de los procesos mentales internos, conocidos como aspectos cognitivos, al igual que a las interacciones sociales de las personas. 

Con esta teoría, el autor afirma que los individuos aprenden habilidades y comportamientos, a través de un proceso en el que interviene la observación y la imitación, así como procesos cognitivos que implican la decisión de imitar o no imitar lo observado. 

Es importante destacar precisamente que estos factores cognitivos le confieren al ser humano “la capacidad de reflexión, simbolización y la capacidad de anticipar consecuencias a través de procesos de comparación, generalización y autoevaluación” (Lacal, P. L. P. 2009)

Con ello, Bandura argumenta que el comportamiento de los seres humanos es producto de la combinación compleja entre el efecto del ambiente externo y los factores internos de la persona. Su teoría fue pionera ya que superó el cognitivismo incorporando elementos cognitivistas al desarrollo y al aprendizaje. 

El aprendizaje por observación

Además de su teoría del aprendizaje social, Bandura realizó experimentos con niños para demostrar cómo los humanos aprenden nuevas conductas sin necesidad de que exista un refuerzo, e incluso cuando no tienen la capacidad de aplicar el conocimiento. El único requisito en este caso, era el de la observación de una determinada conducta. 

Bandura realizó un estudio famoso en el que mostró a niños un video de una joven golpeando un muñeco bobo y luego les permitió jugar con el mismo muñeco. Los niños imitaron la conducta agresiva que habían visto en el video, lo que desafió la creencia predominante en ese momento de que la recompensa era el principal factor en el aprendizaje. Este estudio destacó la importancia de la observación y la imitación en el aprendizaje, y fue uno de los trabajos más influyentes de Bandura.

aprendizaje por observación

Es por ello que el autor denominó al fenómeno “aprendizaje por la observación o modelado”,  un modelo en el que “el comportamiento no se desarrolla exclusivamente a través de lo que aprende el individuo directamente por medio del acondicionamiento operante y clásico, sino también a través de lo que aprende indirectamente (vicariamente) mediante la observación y la representación simbólica de otras personas y situaciones.” (Lacal, P. L. P. 2009). 

Por último, merece la pena mencionar otro concepto que intervino en sus teorías. El del determinismo recíproco, el cual determina que el desarrollo humano es una relación bidireccional de tres elementos que interactúan de manera constante y continua (la persona, el comportamiento y el ambiente). Una idea que supera a las creencias de Skinner y Watson, para los que el ambiente era el único agente que influía en la formación de la personalidad. Para Bandura era un proceso más complejo, puesto que los seres humanos podían influir en su propio entorno a través de sus acciones y comportamientos. En otras palabras, los niños son parte activa de su desarrollo. 

Referencias:

Skinner, B. F., & Ardilla, R. (1975). Sobre el conductismo (pp. 158-159). Fontanella.
Lacal, P. L. P. (2009). Teorías de Bandura aplicadas al aprendizaje. Málaga, 54, 1-8.

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