Teoría ecológica de Bronfenbrenner

Una mirada integral al entorno del individuo

La teoría ecológica de Bronfenbrenner fue presentada en 1979 revolucionando la forma en que entendemos el desarrollo humano. En lugar de ver al individuo como una entidad aislada, Bronfenbrenner propuso que el desarrollo de un individuo es el resultado de la interacción entre la persna y su entorno, el cual está compuesto por diferentes niveles o sistemas ecológicos interconectados. Estos sistemas van desde los entornos más cercanos, como la familia o los amigos, hasta otros más lejanos o amplios, como el trabajo, la cultura o el sistema político. A continuación, exploraremos en profundidad cada uno de estos sistemas y cómo contribuyen al crecimiento y desarrollo del individuo.

¿Por qué se llaman sistemas ecológicos?

El término «ecológico» en la teoría de Bronfenbrenner, se acuña para recordar a la relación que guardan los diferentes organismos que existen e interactúan en un ecosistema natural. Al igual que en la ecología, donde cada componente del ecosistema (plantas, animales, clima) está interconectado y se influye mutuamente, Bronfenbrenner veía al individuo como parte de un entorno social complejo compuesto por diferentes sistemas (familia, escuela, comunidad, cultura). Estos sistemas interactúan entre sí y con el individuo de manera recíproca, lo que influye en su desarrollo y bienestar. El enfoque «ecológico» subraya cómo el individuo y su entorno están en constante interacción y evolución, formando un todo interconectado.

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Ontosistema de Bronfenbrenner: El individuo en el centro del desarrollo

En el núcleo del modelo ecológico está el ontosistema o sistema que se refiere a las características individuales propias de cada persona. Aquí, entran en juego los factores genéticos, el estado de salud, la personalidad, las emociones y las habilidades personales. Cada ser humano trae consigo un conjunto único de predisposiciones y experiencias que influyen en su manera de interactuar con el entorno. El desarrollo no es homogéneo, ya que cada persona responde de manera distinta a las mismas condiciones ambientales debido a cómo es su biología y psicología. Por ejemplo, dos niños expuestos al mismo entorno escolar pueden tener respuestas diferentes debido a sus capacidades cognitivas, nivel de resiliencia o autoconcepto.

Microsistema: El entorno más cercano

El siguiente nivel en el modelo de Bronfenbrenner es el microsistema, que incluye los entornos más cercanos y con los que el individuo interactúa de manera directa. Estos entornos son la familia, la escuela, el grupo de amigos y las actividades cotidianas. En esta esfera, el individuo participa activamente, de manera que sus relaciones tienen un impacto directo en su desarrollo. Un ejemplo común sería la influencia que tienen los padres sobre un niño, donde la calidad de la interacción entre ellos puede promover o dificultar el bienestar emocional y cognitivo del infante. Asimismo, el entorno escolar es otro ejemplo clave, donde los maestros y los compañeros juegan un rol determinante en la formación de habilidades sociales y académicas. Es clásico el ejemplo de un niño que se rodea de malas compañías y acaba por contagiarse de ello teniendo una vida adulta marcada por la criminalidad o la violencia.

Mesosistema de Bronfenbrenner: Las conexiones entre los entornos

El mesosistema se refiere a las interrelaciones entre los diferentes entornos del microsistema. Es decir, cómo interactúan entre sí las esferas más cercanas del individuo, como el hogar y la escuela. Según Bronfenbrenner, el desarrollo es más saludable cuando los distintos microsistemas están en sintonía y colaboran de manera coherente. Por ejemplo, si los padres están involucrados en la vida escolar de sus hijos, asistiendo a reuniones y participando en las actividades escolares, los niños tienden a beneficiarse más que aquellos que experimentan una desconexión entre la familia y la escuela. La falta de cohesión entre estos entornos, por otro lado, puede crear tensiones o confusión en el desarrollo del niño.

Exosistema: Influencias indirectas en el desarrollo

El exosistema abarca los entornos en los que el individuo NO participa directamente, pero que afectan su vida de manera indirecta. Un buen ejemplo de esto es el entorno laboral de los padres. Aunque un niño no tiene una participación activa en el trabajo de sus padres, las largas horas de trabajo o el estrés laboral pueden influir en la relación familiar y, por ende, en su desarrollo emocional. Otros elementos del exosistema incluyen los amigos de la familia, los servicios comunitarios, los medios de comunicación o incluso la política local. Aunque el individuo no tiene control directo sobre estos factores, sus efectos pueden ser profundos y tener implicaciones importantes en su bienestar y oportunidades de desarrollo. Un niño que reside en un país con un régimen totalitario o dictadura nunca se desarrollará de igual manera que uno que haya crecido en un régimen democrático. En un régimen totalitario o dictatorial, las decisiones políticas, los medios de comunicación controlados y las restricciones de libertades individuales y sociales afectan el contexto en el que las figuras cercanas al niño, como los padres o profesores, interactúan con el mundo. Por ejemplo, los padres podrían enfrentarse a situaciones de censura, miedo o represión, lo que puede influir en la manera en que educan a sus hijos o en la calidad de la educación y servicios sociales disponibles.

Macrosistema: El marco cultural y social

En el nivel más amplio, el macrosistema engloba las creencias, valores, ideologías y patrones culturales que caracterizan a una sociedad o comunidad. Estos factores no solo influyen en los otros sistemas, sino que proporcionan el contexto en el que operan. Los valores culturales, como la importancia de la familia, el respeto a la autoridad o las creencias religiosas, moldean la forma en que se estructuran las interacciones en los microsistemas y mesosistemas. Por ejemplo, en algunas culturas colectivistas, el bienestar del grupo es más importante que el del individuo, lo que afecta la dinámica familiar y las expectativas sociales. De manera similar, las políticas económicas o sociales también influyen en las oportunidades disponibles para el individuo, como el acceso a la educación o la salud.

Otro ejemplo podría ser cómo el machismo afecta al desarrollo de las niñas y los niños en su infancia.

Cuando el macrosistema está marcado por el machismo, las niñas crecen en un entorno donde los roles de género están limitados y se espera que se ajusten a unas determinadas normas sociales que restringen su autonomía y oportunidades. Por ejemplo, en una cultura machista, es más probable que se refuercen estereotipos de que las niñas deben ser pasivas, dependientes y enfocarse en roles domésticos, mientras que los niños reciben mensajes de ser fuertes, competitivos e independientes. Estas creencias, que se transmiten a través de los medios, la educación y las interacciones familiares, pueden limitar la autoestima, la ambición y la percepción que una niña tiene sobre sus propias capacidades.

El impacto del machismo en el macrosistema afecta no solo a las oportunidades de desarrollo de las niñas, sino también a toda la sociedad, perpetuando desigualdades de género en la educación, el trabajo y la política. En una sociedad donde el macrosistema promueve la igualdad de género, las niñas tienen más oportunidades de crecer con una mayor autoestima, desarrollar habilidades de liderazgo y participar en una gama más amplia de roles.

Cronosistema: El papel del tiempo en el desarrollo

Finalmente, Bronfenbrenner añadió el concepto de cronosistema para reflejar el papel del tiempo en el desarrollo. Este sistema se refiere tanto a los cambios en la vida del individuo como a las transformaciones en el entorno. El cronosistema engloba eventos importantes de la vida, como el divorcio de los padres o un cambio de residencia, así como los cambios sociales y tecnológicos que influyen en las generaciones. Por ejemplo, el impacto de la pandemia de COVID-19 o el auge de la tecnología digital han cambiado la forma en que los individuos interactúan con su entorno. Estos cambios pueden tener un impacto a largo plazo en la salud mental, las relaciones interpersonales y las oportunidades de desarrollo.

En un futuro distópico, debido al excesivo uso de las redes sociales, las relaciones personales podrían verse limitadas o afectadas. Se podría llegar, incluso, a generar una desconexión emocional entre las personas que dañase su capacidad de formar vínculos auténticos. El uso excesivo de las redes acabaría reemplazando el número de interacciones cara a cara, lo cual llevaría a una mayor sensación de aislamiento, menor desarrollo de habilidades sociales y posibles problemas mentales como ansiedad o depresión.

Conclusión

El modelo ecológico de Bronfenbrenner nos ofrece una visión completa y multidimensional del desarrollo humano. A través de la interacción entre los diferentes sistemas, desde el microsistema cercano hasta el macrosistema cultural y el cronosistema temporal, podemos entender cómo cada individuo se ve afectado no solo por su entorno inmediato, sino también por influencias sociales, políticas y culturales más amplias. La teoría ecológica de Bronfenbrenner sigue siendo relevante hoy en día, ayudándonos a reconocer que el desarrollo humano es un proceso complejo, en el que cada persona se encuentra en el centro de un sistema ecológico dinámico y en constante cambio.

Y como ya sabéis que en este blog nos gusta mezclar el cine con la psicología, no queríamos desaprovechar la ocasión de nombrar un ejemplo claro de cómo el modelo ecológico de Bronfenbrenner se refleja en el cine. Aunque existen muchos ejemplos y muy diferentes entre ellos, uno que podría encajar a la perfeción con la teoría ecológica de los sistemas es la película «Ciudad de Dios». Una historia en la que podemos observar cómo a través de la vida de los personajes, distintos sistemas influyen en su desarrollo: desde el microsistema de la familia y amigos, hasta el macrosistema de la pobreza estructural y la violencia en las favelas. La interacción de estos sistemas, junto con factores como la corrupción y la falta de oportunidades en el exosistema, determinan el curso de la vida de los protagonistas. Esta película muestra cómo el entorno social y cultural afecta el desarrollo individual, en línea con la visión multidimensional de Bronfenbrenner.

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