Desarrollo afectivo social

Áreas del desarrollo infantil / Desarrollo humano

Desarrollo social desde la etapa prenatal a la adolescencia

El desarrollo afectivo social es un proceso fundamental en la vida de cada ser humano, que comienza desde el momento del nacimiento. A medida que el niño crece, interactúa con su entorno y forma relaciones que moldean su identidad, habilidades sociales y su comprensión de las normas y valores que rigen la sociedad. Este proceso es continuo y se extiende a lo largo de la infancia y adolescencia, con hitos importantes en cada fase del desarrollo afectivo y social.

Fases del desarrollo social

1. La construcción de la identidad

El reconocimiento de uno mismo es clave para el desarrollo social, ya que es el punto de partida para establecer relaciones con los demás. La identidad personal, que incluye nuestros pensamientos, emociones y deseos, se va formando y diferenciando a lo largo del tiempo.

  • Autoestima: La manera en la que los niños se relacionan con sus propias habilidades influye directamente en su autoestima. Los niños con alta autoestima son capaces de reconocer sus fortalezas y aceptar sus debilidades.
  • Fases emocionales:
    • Desde el nacimiento, los bebés expresan emociones básicas como el interés y el rechazo.
    • A partir de los pocos meses, desarrollan emociones más complejas como la tristeza, la alegría, la sorpresa y el miedo.
    • Alrededor del segundo año, los niños comienzan a manifestar emociones como la vergüenza, el orgullo y la culpa, lo que implica una mayor diferenciación del «yo».

2. Teoría del desarrollo psicosocial de Erikson

El psicólogo Erik Erikson propuso que el desarrollo afectivo social ocurre a través de una serie de crisis o conflictos que los niños deben superar en diferentes etapas.

  • Etapas clave:
    • Confianza vs. Desconfianza (0-1 año): Los bebés desarrollan la capacidad de confiar en los demás, especialmente en sus cuidadores.
    • Autonomía vs. Vergüenza y Duda (1-3 años): El niño empieza a afirmar su independencia y a explorar el mundo que le rodea.
    • Iniciativa vs. Culpa (3-6 años): El niño comienza a tomar iniciativas y a desarrollar la capacidad de tomar decisiones.
    • Industriosidad vs. Inferioridad (6-12 años): Los niños desarrollan un sentido de competencia al iniciar y completar proyectos.
    • Identidad vs. Confusión de roles (Adolescencia): Los adolescentes forman su identidad personal y social, enfrentándose al reto de descubrir quiénes son.

3. La diferenciación del «yo»

La teoría de Margaret Mahler explica cómo los niños se separan de sus madres para convertirse en individuos con identidad propia. Este proceso, crucial en el desarrollo afectivo social, comienza en la etapa simbiótica, donde el bebé no se ve separado de su madre, y continúa hasta la fase de individualización, donde el niño reconoce que es una entidad separada.

  • Fases de la diferenciación del «yo»:
    • Fase autista (0-1 mes): El bebé tiene una interacción mínima con el entorno y se centra en sus necesidades internas.
    • Fase simbiótica (1-5 meses): El bebé es consciente de la madre pero no se ve como un ser separado.
    • Fase de individualización (5-36 meses): El niño busca su independencia, pero alterna entre la necesidad de cercanía y la de exploración.

4. Consecuencias sociales y emocionales de la diferenciación del «yo»

El desarrollo de una identidad personal diferenciada permite a los niños establecer relaciones sociales y emocionales más complejas. A medida que crecen, su concepto del «yo» se vuelve más sofisticado y les ayuda a desarrollar la empatía y a comprender diferentes puntos de vista.

  • Categorías sociales: Los niños comienzan a clasificar a las personas por características como la edad y el género, lo que les ayuda a desarrollar una comprensión más estructurada de su entorno social.
  • Autocontrol: Desde los primeros años, los niños aprenden a controlar sus emociones y comportamientos, desarrollando la capacidad de regular sus estados emocionales y de adaptarse a las normas sociales.

5. Apego y desarrollo emocional

El apego es una relación recíproca que se establece entre el infante y sus cuidadores principales. Esta relación es muy relevante para el desarrollo afectivo, social y emocional del niño y se forma a través de la satisfacción de sus necesidades básicas y de interacciones regulares con sus cuidadores.

  • Fases del desarrollo del apego:
    • Fase asocial (0-6 semanas): El niño no discrimina entre diferentes estímulos sociales.
    • Fase de apegos indiscriminados (6 semanas – 6/7 meses): El niño disfruta de la compañía de cualquier persona sin preferencia particular.
    • Fase de apego específico (7-9 meses): El niño comienza a mostrar ansiedad por la separación y una clara preferencia por sus cuidadores principales.
    • Fase de apegos múltiples (+10 meses): El niño descubre que puede establecer apegos con otras personas, no solo con su cuidador principal.

6. Condicionantes en el desarrollo y mantenimiento de la sociabilidad

  • Agresividad: La agresión es un instinto básico que puede presentarse en dos formas: agresión hostil (con la intención de dañar) y agresión instrumental (para lograr un objetivo). El manejo de la agresión es un indicador clave del desarrollo social del niño, y las primeras interacciones agresivas pueden servir como oportunidades para desarrollar habilidades de cooperación.
  • Desarrollo moral: A medida que los niños crecen, desarrollan un sentido de moralidad que les ayuda a distinguir entre lo correcto y lo incorrecto. Este desarrollo está influido por factores como el apego, la socialización y las normas familiares y culturales.
  • Motivación para el logro: Desde la infancia, los niños buscan dominar su entorno y demostrar sus capacidades. Esta motivación está influida por el entorno familiar, la calidad del apego y las relaciones con sus pares.

7. Tipología de temperamento

Desde el nacimiento, los niños presentan un temperamento que influye en cómo interactúan con el mundo. Las dimensiones del temperamento incluyen la aflicción ante lo desconocido, el afecto positivo, el nivel de actividad y la capacidad de atención.

  • Clasificación de temperamentos:
    • Temperamento fácil: Tranquilos, con hábitos regulares y una actitud positiva ante nuevas experiencias.
    • Temperamento difícil: Irritables, activos y con hábitos irregulares. Tienen dificultades para adaptarse a nuevas situaciones.
    • Temperamento difícil de entusiasmar: Inactivos, poco sociables y reticentes a las novedades.

Conclusión

El desarrollo afectivo social es un proceso dinámico que se entrelaza con la formación de la identidad personal y emocional del niño. A través de las interacciones con su entorno, el niño aprende a regular sus emociones, formar relaciones significativas y adaptarse a las normas sociales. Este proceso es continuo y tiene un impacto profundo en el bienestar emocional y la integración social a lo largo de la vida.

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